Dice una de las sabidurías mayas:
"No llores la muerte de tu cuerpo,
no llores la muerte de tu alma.
Tu cuerpo permanece
en el rostro de tus hijos,
Tu alma eternece
en el fulgor de las estrellas".
¡Matador! ¡Torero, torerazo!:
sigues aquí, vive la historia del abuelo, los besos, los abrazos y hasta los regaños,
siguen los instantes vueltos memoria y corazón. Sigue guardado en el recuerdo vivo, las visitas al pueblo, el de tu infancia, el de tu memoria, el que es parte de nuestra historia.
¡Matador!: Tu corazón está guardado en el nuestro.
Tu alma eternece.
Sigue el camino, abuelo, para seguir andando.
viernes, 28 de agosto de 2009
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